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domingo, 22 de enero de 2012

ANGELUS 22/01/2012


















Una invitación “a poner los ojos en el triunfo de Cristo, para que la contemplación de la meta de nuestra esperanza dirija nuestras acciones y plegarias” han sido las palabras del Sucesor de Pedro en el saludo que dirigió a los peregrinos de lengua española, después de la oración mariana dominical del Ángelus, que rezó desde la ventana de su estudio en la Plaza del Santuario de San Pedro. En la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, el obispo de Roma Benedicto XVI dijo que con esta contemplación el Señor nos transforma “para que podamos un día reunirnos con Él en su Reino”


Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española presentes en este rezo del Ángelus, en particular a los fieles de las parroquias de San Bartolomé y de San Andrés, de Murcia, y a los alumnos y profesores del Instituto Maestro Domingo, de Badajoz. En esta Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, exhorto a todos a poner los ojos en el triunfo de Cristo, para que la contemplación de la meta de nuestra esperanza dirija nuestras acciones y plegarias, de modo que, dejándonos trasformar por el Señor, podamos un día reunirnos con Él en su Reino. Feliz domingo.


Que todos sean uno para el mundo crea


Citando –en italiano- las palabras de Jesús en su oración al Padre en la vigilia de su pasión: “que sean uno para que el mundo crea” (Jn.17,21), el Papa invitó a unirse en la plegaria en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que este año tiene por lema: “Todos seremos transformados por la victoria de Cristo nuestro Señor” (1 Cor. 15,51-58).


La victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte, es decir, su resurrección, que es un evento que transforma radicalmente a cuantos creen en Él y nos abre el acceso a una vida incorruptible e inmortal, es lo que estamos llamados a contemplar, para “reconocer y recibir la fuerza transformadora de la fe en Jesucristo” que sostiene a los cristianos también en la búsqueda de la unidad. 


Después del rezo del Ángelus, el Papa ha recordado que en estos días, varios países del Lejano Oriente celebran con alegría el Año Nuevo Lunar.


En la actual situación mundial de crisis económica y social deseo a todos aquellos pueblos que el nuevo año esté realmente marcado por la justicia y por la paz, lleve alivio a los sufren, y que especialmente a los jóvenes, con su entusiasmo y su impulso ideal, puedan ofrecer una nueva esperanza al mundo.


Saludando en distintas lenguas, el Santo Padre ha reiterado su invitación a orar y trabajar por la unidad de los cristianos. “Implorando a la Virgen y al Señor cuando quiera y a través de los medios que quiera, la plena unidad visible de todos los bautizados".


Un saludo especial, Su Santidad lo ha dirigido en francés a los Responsables de la Comunidad de San Egidio, cuyos miembros -ha dicho- trabajan con valentía y ahínco en África y América Latina para anunciar el Evangelio.


(Traducción del Ángelus en español)


¡Queridos hermanos y hermanas!


Este domingo cae en medio de la semana de oración por la unidad de los cristianos, que se celebra del 18 al 25 de enero. Invito cordialmente a todos a unirse en la oración que Jesús dirigió al Padre en la vigilia de su pasión: “Que todos sean uno … para que el mundo crea que tú me enviaste.” Este año, en particular, nuestra meditación en la Semana de oración por la unidad hace referencia a un párrafo de la Primera Carta de San Pablo a los Corintios, del cual se formuló el lema: “Todos seremos Transformados por la victoria de nuestra Señor Jesucristo” (cfr 1 Cor 15,51-58). Estamos llamados a contemplar la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte, o sea su resurrección, como un evento que transforma radicalmente a cuantos creen en Él y les permite el acceso a una vida incorruptible e inmortal. Reconocer y acoger la fuerza transformante de la fe en Jesucristo sostiene a los cristianos en la búsqueda de la plena unidad entre ellos.


Este año los subsidios para la Semana de oración por la unidad de los cristianos fueron preparados por un grupo polaco. En efecto, Polonia ha tenido una larga historia de luchas valientes contra distintas adversidades y dado prueba repetidamente de gran determinación, animada por la fe. Por esto, las palabras que forman el tema que hemos recordado, tienen una resonancia y una evidencia particular para Polonia. En el curso de los siglos, los cristianos polacos han intuido espontáneamente una dimensión espiritual en su deseo de libertad y han comprendido que la verdadera victoria se puede alcanzar sólo si va acompañada por una profunda transformación interior.


Ellos nos recuerdan que nuestra búsqueda de la unidad puede ser conducida en manera realística si el cambio sucede sobretodo en nosotros mismos, si dejamos actuar a Dios, si nos dejamos transformar a imagen de Cristo, si entramos en la vida nueva en Cristo, que es la verdadera victoria.


La unidad visible de todos los cristianos es siempre una obra que viene desde lo alto, de Dios, una obra que pide la humildad de reconocer nuestra debilidad y acoger el don. Pero, para usar una expresión que muy a menudo repetía el Beato Papa Juan Pablo II, todo don se convierte también en un compromiso. La unidad que viene de Dios exige por tanto nuestro cotidiano compromiso de abrirnos los unos a los otros en la caridad.


Desde hace muchos decenios, la Semana de oración por la unidad de los cristianos constituye un elemento central en la actividad ecuménica de la Iglesia. El tiempo que le dedicaremos a la oración para la plena comunión de los discípulos de Cristo nos permitirá comprender más profundamente cómo seremos transformados por su victoria, por la potencia de su resurrección. El miércoles próximo, como es costumbre, concluiremos la Semana de oración con la solemne celebración de las Vísperas de la Fiesta de la Conversión de san Pablo, en la Basílica de San Pablo extramuros, en la cual estarán presentes también los representantes de las otras Iglesias y Comunidades cristianas. Los espero numerosas en este encuentro litúrgico para renovar juntos nuestra oración al Señor, fuente de unidad. Confiemos desde ahora con confianza filial a la intercesión de la Beata Virgen María, Madre de la Iglesia (Radio Vaticano /Traducción del italiano: Patricia Ynestrosa)








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